Elaboramos programas, conferencias, materiales, libros, videos, entre otras cosas, para guiar, reeducar y motivar a la sociedad a realizar una cadena infinita de actos de bondad y concientizarnos de la importancia de hacer actos shalomeros por uno mismo y por los demás, todos los días.
Entrena ya
Me siento afortunada
Que canten los niños
Unidos
Esta historia habla de la actitud ante la vida.
Hace tiempo, en un pequeño y lejano pueblo, había una casa abandonada. Cierto día un perrito buscando refugio del sol, logró meterse por un agujero de dicha casa. El perrito se topó con una puerta semi-abierta; lentamente se adentró en el cuarto. Para su sorpresa, se dio cuenta que dentro de ese cuarto había mil perritos más observándolo fijamente como él los observaba a ellos.
El perrito comenzó a mover la cola y a levantar sus orejas poco a poco. Los demás perritos hicieron lo mismo. Posteriormente shalomió saludando con una sonrisa y ladrando alegremente a uno de ellos. El perrito se quedó sorprendido al ver que los mil perritos también shalomiaban, le sonreían y ladraban alegremente con él. Cuando el perrito salió del cuarto se quedó pensando para sí mismo “¡Qué lugar tan shalomero! Voy a venir más seguido a visitarlo”.
Tiempo después, otro perrito callejero entró al mismo sitio. Pero a diferencia del primero, este perrito al ver a los otros mil perritos del cuarto se sintió amenazado por que lo estaban mirando de una forma agresiva. Posteriormente comenzó a gruñir y los 1,000 perritos le gruñían a él. Comenzó a ladrar ferozmente y los otros mil perritos le ladraron también. Cuando este perrito salió del cuarto pensó: ¡Qué lugar tan horrible, nunca más entraré allí!
En el frente de esa casa había un viejo letrero que decía: “La casa de los 1,000 espejos. Todos los rostros del mundo son espejos”
Decide cuál es el rostro será el que mostrarás. El reflejo de tus gestos y acciones es lo que proyectas a los demás.
Extraído: La magia de las narraciones. Isaac Sakkal
Esta historia habla sobre querernos entre nosotros y en verdad querer que a la otra persona le vaya mejor que a uno.
En el tiempo del Imperio Romano, dos jóvenes judíos habían crecido juntos y se habían hecho grandes amigos. Después de un tiempo, la mitad de la tierra quedó en control del Imperio Romano y la otra en control del Sirio. Ellos se casaron y cada uno se quedó viviendo bajo un imperio distinto. Sin embargo, siguieron siendo amigos muy cercanos.
Una vez, cuando el joven de Roma estaba visitando Siria, alguien falsamente lo acusó de ser un espía. Entonces lo llevaron ante el emperador sirio y lo sentenciaron a muerte. Mientras estaba siendo llevado para ser ejecutado, le preguntaron si tenía un último pedido. Entonces el hombre pidió: “Por favor, déjenme regresar a Roma para arreglar mis negocios y despedirme de mi familia. Después regresaré y me podrán ejecutar”.
El emperador se rió -“¿Estás loco? ¿Qué garantía tengo de que regresarás?”. El judío le dijo: “Tengo un amigo shalomero en Siria que se quedará en mi lugar hasta que yo regrese; él será mi garantía. Si no regreso lo matarán a él en mi lugar”.
El emperador estaba intrigado: “Esto lo tengo que ver, bueno, trae a tu amigo”.
El judío sirio fue llamado. Muy seguro, no dudó en shalomear y tomar el lugar de su amigo en la prisión y ser ejecutado en lugar de su amigo si este no regresaba.
El emperador estaba tan asombrado de ese arreglo que aceptó dejar ir al judío romano. “Te daré 60 días. Si no estás de regreso para el amanecer del día 60, tu amigo estará muerto”.
El judío romano se apresuró a despedirse de su familia, poner sus cosas en orden y regresar. Después de un tiempo muy agitado y de muchas lágrimas, empezó su viaje con mucha anticipación. Pero aquellos días eran días de navegación a vela, y se podía esperar al viento correcto durante mucho tiempo. Como no pudo ser de otra manera, no hubo viento por varios días, y el barco se retrasó. Para cuando el judío romano llegó a Siria, el amanecer del día 60 estaba comenzando.
Como fue acordado, los guardias tomaron al judío sirio para ejecutarlo. En esos días, la ejecución era un evento de gala. Temprano en la mañana el público empezaba a juntarse. Finalmente, mientras estaban a punto de realizar la ejecución, todos presenciaron el acto de shaloming, el judío romano llegó corriendo diciendo: ¡Esperen, aquí estoy, no lo maten! Pero el judío sirio protestó: “No lo pueden matar a él, llegó muy tarde y yo soy la garantía. Me tienen que matar a mí en su lugar”.
Cada uno se mantenía firme en su posición: “Mátenme a mí”. “No, a mí en su lugar”. El ejecutor no sabía qué hacer. El público estaba escandalizado. No podían creer a qué grado podían shalomear estos amigos. Finalmente el emperador fue llamado. Con asombro y sorpresa se volteó hacia los dos judíos y les dijo: “Los voy a dejar libres a los dos con una condición. ¡Que yo pueda ser su tercer amigo!” Esto es shaloming para el judaísmo, y esto es lo que la verdadera unidad nos brinda.
Extraído: Historias sorprendentes del judaísmo. Tomo 1. Salomón Michán M.
Esta historia habla de empatía y generosidad
En la escuela secundaria, ya llevaba siete años practicando boxeo. Lo practicábamos en una sala normal, en las afueras de la ciudad, donde había chicos de nuestra zona y la escuela, todos con una amistad muy fuerte entre sí. Una vez, el entrenador nos propuso ir en verano, por una semana, a un lugar especial para descansar de forma saludable y deportiva. Los chicos, seis meses antes, encontraron diversos trabajos de medio tiempo para ahorrar dinero. Cuando llegó la hora del viaje, el entrenador nos recogió diciendo que uno de nosotros, Juan, no podía ir porque su madre estaba gravemente enferma y todos sus ahorros los utilizarían en sus tratamientos. Entonces, el mayor de nosotros shalomeo y dijo que tampoco irá de viaje, porque Juan necesita más este dinero y él se lo dará a su amigo. Y los 6 chicos que trabajaron duro durante medio año para descansar una semana en las montañas, también shalomearon y apoyaron unánimemente la idea. Todo lo recaudado fue entregado esa misma noche al padre de Juan.
Genial Guru 13 historias que demuestran lo importante que son los amigos. GENIAL.GURU.
Esta historia habla de querer el beneficio de otra persona
Cuentan que en una ocasión a un hombre que viajaba en tren se le cayó un guante por la ventana. El hombre estiró su brazo para alcanzar el guante, pero ya no lo logró. En ese momento tomó el otro guante que tenía con él y lo lanzó por la ventana junto al que se le había caído, para que el que encuentre el par de guantes los pueda utilizar y de esta forma shalomeo pensando en el prójimo, sin conocerlo.
Extraído: Historias sorprendentes del judaísmo. Tomo 1. Salomón Michán M